Los buenos modales para una sociedad en continuo cambio
El uso "abusivo e indiscriminado" del teléfono móvil rompe de manera descarada el protocolo social ignorando una de sus máximas premisas...
La sociedad se olvida de los buenos modales
El uso "abusivo e indiscriminado" del teléfono móvil rompe de manera descarada el protocolo social ignorando una de sus máximas premisas: mirar a los ojos del interlocutor.
La escena les debe resultar familiar. Un almuerzo en compañía de unas amigas, una velada romántica con la pareja y junto a las copas, sobre el mantel, el teléfono móvil-celular. Mal, muy mal, si atendemos a lo que dictan las normas de protocolo. Otro ejemplo clarificador. Paseando por la calle nos encontramos con un conocido e iniciamos una conversación sin quitarnos las gafas de sol. Garrafal fallo de educación. La sociedad actua está adoptando unas actitudes alejadas de lo que se escribe en el manual de los buenos modales, un compendio de códigos básicos para afrontar con éxito las relaciones personales en una época mucho más evolucionada y altamente tecnológica.
"No me atrevería a decir que ahora somos más maleducados que antes porque eso sería generalizar mucho", apunta Lola Romero, profesora de Protocolo Social de la Escuela Internacional de Protocolo de Palma. "Lo que sí es evidente es que los modales están sometidos a cambios porque la vida está en continua evolución. Hay que saber adaptarse a los nuevos tiempos", subraya. Son precisamente esos "nuevos tiempos" los que requieren la actualización de las hasta ahora rígidas y tradicionales normas de cortesía.
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La mujer y su importancia creciente en el mundo social y laboral
Sin duda, "el cambio de rol de la mujer ha supuesto la mayor revolución" en ese manual de la buena educación, según apunta Toni Terrasa, secretario de la asociación de protocolo de Balears. Para empezar, y aunque muchos no lo sepan, el término señorita ya no ha de utilizarse de ninguna de las maneras. "La palabra señora antes significaba el máximo estatus social para una mujer; ahora una chica joven soltera es también una señora", explica Romero.
La igualdad de género, la democratización en la educación y el cambio en el modelo familiar, donde está desapareciendo el patriarcado, han provocado una especie de "caos" protocolario que en ocasiones apuntan a que ciertos comportamientos puedan resultar algo machistas. "Una mujer se da perfectamente cuenta cuando el trato es cortés o todo lo contrario", matiza Romero. "Eso no implica que ahora no haya que abrirles una puerta para dejarles pasar delante. Pero hay que contextualizar la situación. Fuera del trabajo hay que mantener el protocolo más caballeroso; sin embargo en la oficina o empresa prima el cargo. Si por ejemplo, coinciden a la entrada un director y una empleada sería correcto que ésta abriera la puerta a su jefe", explica Lola Romero.
El puesto dentro del organigrama de una empresa sí se continúa teniendo en cuenta a la hora de colocar a los comensales en una comida profesional. Si hasta ahora predominaba la alternancia -hombre, mujer y así sucesivamente-, si ahora dos directivos de igual sexo tienen la misma responsabilidad se pueden sentar codo con codo y sus parejas en el otro extremo.
También la forma del agasajo ha evolucionado. La mujer, según ambos expertos, es la que decide cómo quiere ser saludada. "Puede optar simplemente por el apretón de manos o permitir los dos besos al aire, nunca en la mejilla". El problema es que muchas veces el hombre, por puro desconocimiento e, incluso, tradición, invade esa intimidad y directamente se lanza a besar. "Podríamos hablar del piropo, que es algo muy nuestro. No son aceptables dentro del trabajo, aunque vengan de un amigo, porque puede parecer que se está coqueteando".
Los cambios en el seno de las familias
En el ámbito familiar, sin embargo, hay una mayor libertad, "quizás demasiada porque los niños parece que ahora son los reyes del mundo. No podemos olvidarnos de la disciplina. La escuela y la universidad no están para educar en modales", plantea Toni Terrasa, que lamenta que muchos padres dejen correr a sus hijos entre las mesas en los restaurantes. "Deberíamos no cuestionarnos tanto la autoridad de nuestros mayores, no estaban tan equivocados. Pero está claro que ya hemos relajado esa costumbre", añade Lola Romero.
¿Sienten nuestros jóvenes menos respeto por sus abuelos o gente de más edad al tutearles? "El respeto no tienen nada que ver con hablar de usted a una persona. De hecho en la familia casi ya ni existe. Se puede ser perfectamente respetuoso usando el tú. Eso sí, no hay excusas para no utilizarlo a nivel profesional. En mis clases hablo de usted a los alumnos y ellos entre sí mismos también lo utilizan", revela la profesora de la Escuela de Protocolo de Palma.
El resultado de haber recibido una buena cultura de modales en casa se observa, por ejemplo, en el transporte público. " Mirar a la ventana para ignorar a una embarazada o a un anciano y no cederle el asiento es de muy mala educación ". De ahí que existan los carteles informando que precisamente ese sector de la población tiene preferencia. "Si se indica, o se pide que no se entre a un establecimiento sin camiseta es porque se hace de manera habitual", subrayan De ahí que ciertos ayuntamientos hayan incluido códigos de vestimenta o normas en ese sentido en sus municipios.
Si la mujer ha revolucionado el protocolo a la hora de trato, la irrupción de las nuevas tecnologías y, sobre todo, el uso "abusivo e indiscriminado" del móvil, ha tirado por los suelos algunas normas. "El protocolo está para facilitar las cosas, favorecer la comunicación entre personas y, un móvil encima de la mesa, desde luego, no ayuda nada", cuenta Terrasa. "Si realmente se espera una llamada importante, hay que informar a nuestro acompañante. De lo contrario, se debe guardar en el bolso o en la chaqueta y después atender las llamadas perdidas y responder a los mensajes", aclara Romero, para quien la Blackberry es "nuestra particular bola de preso. No tenemos que estar siempre localizables".
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Educación "low cost"
El desconocimiento del protocolo en el sector de la hostelería de la isla es, en palabras de Toni Terrasa, "alarmante". " Los empresarios prefieren antes contratar a un animador nocturno para hacer caja que a un experto en relaciones protocolarias. Eso acaba incidiendo en el trato con el cliente. Si un huésped siente que el camarero, el recepcionista y demás personal utiliza con ellos los mejores modales, él también lo hará. Sin duda en esa cuestión aquí estamos aún en pañales, en Estados Unidos nos llevan años de ventaja. Y eso da una imagen mala de nuestros establecimientos", concluye Terrasa.
Para Lola Romero, el turista en la isla sí desconecta de sus buenos modales. " A veces en sus países tienen tantas reglas, tantas restricciones, que llegan aquí y se olvidan de que hay cosas que no pueden hacerse ". Y señala el trato en los aviones y en algunas compañías de bajo coste. "A mí me choca que ahora las azafatas tuteen. ¿Por qué? ¿Somo así más modernos? Vale que ahora debemos ser más flexibles y tolerantes pero no podemos olvidarnos de las normas básicas".
Porque ser educado es, al fin y al cabo, algo muy lógico. "Basta con pensar cómo te gustaría que te trataran a ti y aplicarlo".
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